Lo que no hizo Iván Duque fue seguir alimentando la polarización en la que está Colombia. Para aquellos que tanto critican el lenguaje de confrontación al cual acuden muchos políticos de todas las vertientes, hoy nos encontramos ante el fenómeno Duque. Y digo fenómeno a propósito, ya que muchos seguidores de Petro utilizan este calificativo para describir a su candidato. Cierto es que nunca antes la izquierda había alcanzado tanta efervescencia y resultados en las urnas. Sin embargo, muchos no quieren ver la calidad humana, la inteligencia y sentido de unificación en Duque ya que lo primero que se les viene a la cabeza es Álvaro Uribe. El lenguaje en política es áspero, sagaz, suspicaz y en muchos momentos malintencionado. Lo vemos en redes sociales y también en plenarias, debates o deliberaciones en escenarios legislativos. Pues no ha sido el comportamiento de Iván Duque. Ha sido una persona amable, jovial, con un lenguaje fresco, decente, un lenguaje que nos ilusiona a pensar que
Es una realidad que hay que ayudar a los pobres. Independientemente de los diferentes sistemas económicos, cada país destina un porcentaje de sus ingresos para combatir la pobreza. Unos países invierten más que otros, todo depende de sus sistemas, sus políticas internas, sus leyes y la voluntad que cada uno de estos gobiernos muestre en pos de la lucha por erradicar la pobreza. Para este propósito, sería apropiado preguntarnos: ¿Entre más dinero invirtamos en programas de asistencialismo, menor es el índice de pobreza? ¿Más dinero en asistencialismo significa mayor reducción de pobreza? En teoría, las respuestas a estas preguntas serian que sí, que hay que regalarle al pobre. Sin embargo, ¿regalarle las cosas básicas al pobre hace que salga de la pobreza? La lucha entre las diferentes clases sociales ha generado esta clase de inquietudes, preguntas y cuestionamientos. Estoy de acuerdo con que hay que ayudar al pobre, todos los gobiernos deben tener como objetiv