El abstencionismo
en las urnas ha sido un tema recurrente en las elecciones colombianas. En las
elecciones presidenciales pasadas alcanzó el 59%, cifra que no tiende a bajar.
Los números no son alentadores – Máxime cuando de los jóvenes entre 18 y 25 años
elegibles para votar, solo un 20% de dicho grupo ejerce el derecho al voto.
Teniendo en
cuenta estas preocupaciones, el ministro del interior, Juan Fernando Cristo,
presiona por una reforma electoral. Para Cristo, los jóvenes de 16 años deberían
votar y Colombia debería sumarse a la lista de 26 países en el mundo que tienen
dicho sistema electoral.
Siendo así las
cosas, me permito dar las siguientes impresiones acerca del tema, el cual tiene,
tanto simpatizantes como detractores.
Precisamente una
de las razones por las que la gente no vota en Colombia es porque todos los días
los noticieros transmiten noticias de corrupción, malos manejos de dinero, colusiones,
contubernios, componendas, lo que hace la cultura del voto una meta lejana de
alcanzar. Las maquinarias políticas tienen la facilidad de extender sus tentáculos
y abrazar todos los espacios de la sociedad. Tener poder también garantiza
acondicionar un ambiente en el que dicho poder se mantenga, es por ello que hay
congresistas que logran ser reelegidos por décadas sin presentar proyectos de
ley y su actividad parlamentaria es muy pero muy pobre.
Al crecer la votación
también se aumenta el umbral electoral, no es lo mismo, por ejemplo, el 3% de
14 millones de votos al 3% de 35 millones de votos (número de personas
elegibles para votar). Para las maquinarias políticas en el poder será más fácil
captar esos millones de votos, sobre todo cuando en emisoras tan populares como
la W radio, constantemente estamos escuchando a los mismos políticos de siempre
(Roy Barreras, Armando Benedetti, etc.) que hacen parte de los partidos políticos
que conforman la mayoría en el Congreso.
El voto se debe
ganar con el buen desempeño de los políticos, no creo que obligar a las
personas a votar vaya a mejorar la calidad de la política en Colombia, me
parece un insulto a los ciudadanos, el mensaje que nos envían es “ustedes
tienen la culpa por no votar” y la realidad es que la culpa de la apatía ante
el voto es de esta clase política corrupta que nos cuesta 20 billones de pesos
al año, dinero que pudiera ser invertido en educación, salud, vivienda, generación
de empleo y demás programas sociales.
En Chile, el voto
obligatorio fue adoptado en la dictadura de Augusto Pinochet y lo derogaron en
2011, precisamente porque ese sistema electoral coadyuvó a las mismas
vertientes políticas a perpetuarse en el poder. Los chilenos no tenían la
posibilidad de renovar la política en Chile con el voto obligatorio.
"Los grandes cambios vienen con las transformaciones sociales y culturales, no vienen obligando a la gente. Si la idea es incentivar la participación ciudadana y fortalecer la democracia, lo mejor sería avanzar en los controles ciudadanos, abrirles espacios a nuevos actores en la política y así ver nuevos apellidos en la política.
Tampoco estoy de
acuerdo con la propuesta del ministro Juan Fernando Cristo de comenzar a votar
a los 16 años. Países como Chipre, Somalia, Nicaragua y Bolivia permiten a los jóvenes
votar a partir de los 16 años de edad y en ninguno de esos países las
votaciones entre ese grupo son elevadas. Los países desarrollados no tienen ese
sistema, al contrario, en países como Estados Unidos, las votaciones son para
personas que alcanzan la edad adulta y aunque el abstencionismo entre los jóvenes
es elevado, se respeta la capacidad y madurez de las personas de comenzar a
hacer uso de su derecho en las urnas. En Argentina, los jóvenes de 16 años
pueden votar, pero solo el 1,9% votan.
La educación en
temas políticos es muy necesaria, la combinación de la ignorancia y la obligatoriedad
es muy peligrosa. Por ejemplo, en una encuesta realizada por el Washington Post,
solo el 36% de las personas encuestadas pudieron nombrar los tres poderes del
estado y el 29% no sabían el nombre del vicepresidente. Si se desconocen
aspectos tan básicos es muy posible que al momento de votar obligadamente se
vote sin criterios serios sino por cumplir con un requerimiento legal.
Por último, la mayoría
de quienes apoyan la iniciativa del voto obligatorio lo hacen pensando que así
se disminuirá la capacidad de los políticos que acuden al llamado “voto tamal”
o al constreñimiento electoral. Mi teoría es que el voto obligatorio terminaría
fortaleciendo precisamente a esa clase de políticos que usan el clientelismo, amañan
encuestas, usan medios de comunicación y demás artimañas.
No creo que en un
país que esta hastiado y exhausto de una corrupción tan rampante, ahora la solución
sea obligar a las personas a votar.
Por lo menos yo tengo claras mis tendencias
políticas y cuando voto, lo hago a conciencia – Pienso que hay que cautivar a los
millones de personas que no tienen esa cultura del voto y la forma de hacerlo
no es obligándolas sino haciendo una buena gestión desde el puesto, escaño o
curul que se ostenta, después de todo, el ejemplo hace que las cosas cambien.
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