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Vivir en el Exterior

Muchos colombianos han emprendido un éxodo masivo hacia el exterior por diversos motivos, la mayoría de ellos, en busca de un mejor vivir, oportunidades y mejores salarios; muchos huyendo de la violencia producida por el narcotráfico, las guerrillas, las bandas criminales, etc.

Cuando nos radicamos en el exterior pensamos que la violencia no nos perseguirá más. Sin embargo, nos encontramos con una estigmatización que nos oprime y nos acompaña a donde quiera que estemos.

Ser colombiano en el exterior es saber que te van a requisar con mayor rigurosidad en los aeropuertos, que tus compañeros de empleo te harán chistes en los que se involucran la cocaína, excentricidades y mujeres voluptuosas que andan con mafiosos.

¡Pero qué más podemos esperar si a nuestros propios compatriotas les encanta producir series de televisión en las que le muestran al mundo que somos así, que somos sanguinarios, que nuestras mujeres son objetos sexuales de satisfacción para los mafiosos! Parece que no nos importara, es más, devoramos esa clase de producciones sin sentir dolor por nuestra patria; disfrazan los niños de Pablo Escobar y muchos adolescentes contemplan la idea de ser así, de ganarse la vida con lo ilícito, empuñando una pistola, llenos de dinero y sueñan con dominar el barrio, el pueblo, la ciudad, el país y hasta extender su poder criminal a otros países.

Mientras tanto, quienes estamos por fuera y trabajamos extenuantes jornadas para poder vivir dignamente tenemos que soportar que los ojos del mundo tengan una mirada acusatoria sobre nosotros y nos vean como salvajes, después de todo eso es lo que escuchan y ven acerca de nosotros.

Hace poco, en una emisora radial, entrevistaron al presidente de Netflix y lo felicitaron por la nueva serie llamada Narcos, no escatimaron en elogios para el empresario. Seguramente muchos colombianos dentro del país no le vean nada de malo a esas palabras. Sin embargo, para quienes estamos por fuera, el éxito económico de Netflix a costa de la degradación social que entrañan estas producciones, es motivo de rechazo. No queremos que sigan haciendo eco a los años de dolor en la época de Pablo Escobar. Es turbador ver el recibimiento que les dan a los actores de Hollywood que llegan al país a filmar producciones que después afectarán nuestra imagen ante la opinión pública internacional.

¿Entonces, felicitamos a Netflix por recordarle al mundo lo que nosotros queremos dejar en el pasado y que ellos ponen en presente con su serie televisiva?

En Chile se volvió costumbre perseguir a los colombianos, la prensa calla y las estaciones policiales se parcializan cuando un caso involucra a un colombiano – Es más, algunos grupos han desarrollado campañas para sacar a los colombianos de sus ciudades, no obstante están estrenando una ley antidiscriminación conocida como la ley Zamudio, al parecer la ley solo protege afrodescendientes y homosexuales pero no colombianos.

En Venezuela el propio presidente Maduro mandó a derribar casas de colombianos en la frontera, pintó paredes con letras clave para identificar las casas de los colombianos, los llamó paramilitares, etc. Fuimos testigos de cómo mujeres, niños y ancianos cruzaban ríos para llegar al país y atrás dejaron años de trabajo y lazos familiares fueron rotos.
En Panamá una diputada nos trató de escoria y la lista de improperios en nuestra contra continúa. De los más de seis millones, algunos son detenidos por traficar, por ser “apartamenteros”, por estafar y otros delitos.

Sin embargo, no todos somos así. También somos víctimas de malos gobiernos que le dan la espalda a la clase trabajadora y la obligan a emigrar del país, la desigualdad en Colombia es muy amplia, el coeficiente GINI (utilizado para medir la desigualdad, 0 es igualdad y 1 es desigualdad) está en un 0.539, el salario mínimo no alcanza para vivir una vida digna y la educación es una utopía para los pobres. Los campesinos están olvidados y muchos terminan haciendo negocios ilícitos, sembrando coca porque el gobierno prioriza importaciones de productos que podemos producir, desplazados por la violencia y haciendo parte de los cordones de miseria en las grandes ciudades. Por muchas de las anteriores razones, las personas toman la decisión de aventurarse a buscar un mejor vivir en otro país.

Mientras tanto, tenemos que soportar los improperios en nuestra contra en el exterior y conformarnos con una simple nota de protesta de parte de la Cancillería. No, ¡qué pena pero esto es más serio que una simple nota que no sirve para nada! Se hacen necesarias campañas diplomáticas entre los países, el éxito de la diplomacia no se mide con un evento en Milán donde le mostramos a Juan Valdez al mundo y las guacamayas y el paisaje cafetero y las flores. No, queremos que comiencen por estar atentos cuando nos maltratan y nos discriminan, de lo contrario seguirán asesinando compatriotas como el joven colombiano en Santiago de Chile, Freddy Barros, que en un acto xenófobo una bala apagó su vida mientras su padre lo sostenía en sus brazos. Según algunas versiones su agresor, un hombre chileno, le gritaba “fuera negro de mi país, fuera todos los colombianos de Chile”

Pero lo más importante es un cambio en todos nosotros, un orgullo sano que nos lleve a sentir más admiración por ser colombianos y querer cambiar la pisoteada imagen de nuestro país. Podemos comenzar por repudiar las narconovelas, donde se denigra a la mujer y se estereotipa a los colombianos como “traquetos” y mafiosos.

Es muy apasionante ver como se llenan las plazas cuando juega la Selección de Fútbol, cuando la gente muestra su euforia viendo a un colombiano llegar al Real Madrid, cuando un cantante recibe un premio internacional o cuando un ciclista triunfa en Europa. Lo triste es ver que ese mismo patriotismo no se ve cuando hacemos quedar mal al país con nuestros actos irresponsables y por unos pocos pagamos millones que vivimos por fuera.

En conclusión, esto lo cambiamos entre todos, debe ser un esfuerzo en conjunto, tanto del gobierno como de los ciudadanos dentro y fuera del país. Debemos involucrarnos más en el exterior, asociarnos en pos de ayudar de alguna forma a nuestro país, no olvidarnos de nuestra patria, de nuestras raíces, de nuestro origen.

Los invito a hacer a un lado las posiciones políticas, la polarización que existe en el país, los odios, los rencores y las retaliaciones – Pensemos más en nuestro país, hagamos lo mejor por él.  Levantemos la voz, también decidimos, no hemos dejado de ser colombianos, también amamos nuestra patria, no más olvido.







Comentarios

  1. Este articulo me abre Los ojos. Nunca lo habia pensado de esta manera porque yo no soy Colombiana, pero tiene Toda la razon es Una desagradable real dad y hay que combatirla.

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  2. Soy Colombiana y mi aporte personal es dejar de ver ese tipo de novelas que degradan mi golpeado País, también con mi trabajo y mi esfuerzo sacar la cara para demostrar que no todos somos guerrilleros, narcotraficantes, prostitutas y demás. Yo se que si todos pusieramos un granito, lograríamos grandes cambios. Gracias por tu aporte con este artículo, muy valioso. Dios te bendiga, un abrazo.

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