“Hemos alcanzado
la paz”, dicen muchos por estos días. ¡Cuán equivocados están quienes exclaman jubilosos
esta frase! – Lejos estamos aun de alcanzar tan anhelada meta. Por lo menos
hemos marcado el camino para lograr un país un poco más justo, o esa es la
motivación que nos mueve cuando le apostamos a este proyecto de la paz.
Ahora, nos
encontramos en un punto crucial y determinante con miras hacia el futuro de
Colombia. Ya se logró el acuerdo de desmovilizar a miles de guerrilleros,
quienes, acudiendo al llamado de sus comandantes, se están desplazando a las
zonas veredales y de concentración dispuestas en dicho acuerdo.
No creo exagerar
cuando expreso que nos estamos jugando el futuro del país. El ambiente nos lleva a reflexionar en la polarización que nos impregna y en la opinión que
se desgarra de cada paso que se da en este proceso.
Por ejemplo, en el
plebiscito por el SI o el NO a los acuerdos, muchas personas se escandalizaron
al enterarse que los guerrilleros desmovilizados recibirían 2 millones de pesos una única vez, el 90% de un salario mínimo vigente por 2 años, 8 millones de pesos para quienes deseen emprender un proyecto productivo individual o colectivo, convenios con el SENA para recibir capacitaciones, que se les garantizaría protección por parte del gobierno, entre otros beneficios.
Parte del éxito de la campaña del NO, precisamente se debió a la capacidad de
generar una gran indignación en la gente (lo que Juan Carlos Vélez llamó “salir
a votar verracos”).
Es en ese punto
en el que me quiero detener, ¿Qué va a suceder con los guerrilleros
desmovilizados?
¿De qué van a
vivir? Tomando en cuenta que la mayoría son personas que no saben otra cosa que
disparar, armar campamentos y los demás quehaceres que entraña vivir en la
selva. ¿Cómo garantizar que no harán parte de un nuevo grupo rebelde?
En El Salvador
hoy viven un desorden social gigantesco – Las pandillas tuvieron su génesis en
la culminación de un proceso llamado igual que en Colombia, “Proceso de Paz” en 1992,
pero que en realidad no trajo paz a El Salvador, fue una paz momentánea y pasó de
la montaña y los cambuches a la ciudad, al barrio y las maras terminaron siendo
el refugio de aquellos excombatientes que quedaron a la deriva ya que ese
proceso se concentró en darles entrada a los jefes guerrilleros a la política y al gobierno; olvidando lo principal: Reinsertar a la vasta mayoría de guerrilleros
a la sociedad.
Alrededor
del 50% de los homicidios son de personas entre los 18 y los 30 años de edad, jóvenes
que pierden la vida por defender el territorio que quiere dominar su pandilla, están
tan identificados con las maras que dan la vida por ellas, es una batalla que
evidentemente perdió el gobierno, es como si existieran dos gobiernos, uno para
la sociedad y otro que dominan las pandillas y ni la cárcel los detiene ya que
desde allí manejan el narcotráfico, las extorsiones y el crimen organizado.
Lo mismo sucedió
en Guatemala, donde las maras o pandillas, toman el control de los barrios y
muchos de los jefes guerrilleros del pasado, hoy son los líderes de aquellas
pandillas. Simplemente lo que esos gobiernos centroamericanos hicieron fue
firmar acuerdos para desmantelar las guerrillas y olvidaron los programas
sociales, los incentivos, becas estudiantiles, acompañamiento psicológico, etc.
– Aspectos que hoy irritan a muchos colombianos que quieren ver a los
guerrilleros en la cárcel, muertos o sin ningún beneficio.
En ambos casos la
ayuda internacional se hizo presente durante el proceso hasta alcanzar la firma
final pero poco a poco fueron desapareciendo y era ese el momento más delicado,
el de la resocialización de los guerrilleros – Que no nos suceda eso en el caso
colombiano, que de un momento a otro tengamos a miles de ex guerrilleros
engrosando el número de personas pobres y sin oportunidades que son presa fácil
de los grupos delincuenciales.
¿Por qué muchos se reusan a la idea de otorgar beneficios a los desmovilizados? Expertos, sociólogos y psicólogos coinciden en que aquellas
personas sienten un deseo de justicia y para ellos es inconcebible perdonar a
alguien que merece castigo, la frase predilecta es “ser delincuente paga”. Esto
hace que el tema sea difícil de abordar puesto que comparar la delincuencia
común con un conflicto armado siempre traerá inconformismos que generarán tensiones
sociales, por eso los del SI y los del NO.
Un día de guerra
en Colombia es muy costoso, mucho más si multiplicamos por 50 años. Por más
dinero que se le haya inyectado a la guerra, aun, sumando los millones de
dólares de Estados Unidos y el Plan Colombia, no fue posible llegar a la paz.
¡Por qué si apoyamos invertir tanto dinero para la guerra, dinero que se pudo haber
invertido en educación, salud y demás programas sociales, no vamos a apoyar la
inyección de dinero para la reinserción de personas que quieren dejar de
disparar y hacer parte de nosotros quienes estamos en la legalidad!
Colombia debe
preparar el corazón para aceptar a estas personas en nuestras escuelas,
empresas, iglesias, en la calle y demás sitios de encuentro en sociedad. Sobre
todo, si tenemos en cuenta que miles de ellos fueron reclutados siendo niños y
no tuvieron la oportunidad de hacer parte de un proceso social, también por el
hecho de ser pobres y vivir en regiones olvidadas por un gobierno centralista
que le dio la espalda al campo, en donde no hay escuelas e ir a la universidad
es una utopía; haciendo de las regiones caldo de cultivo para grupos
subversivos que aprovechan el abandono del estado para establecer sus propias
leyes, peor aún, si a este panorama tan desolador le aumentamos la corrupción
de los políticos que terminan robándose el dinero que le pertenece en teoría al
pueblo.
Si no generamos
las condiciones necesarias para los desmovilizados, reitero y no creo exagerar,
la violencia en las ciudades incrementará; las pandillas, las bandas criminales
y demás grupos delincuenciales se llenarán de excombatientes que quedaron a la
deriva y su decisión de desmovilizarse no tendrá el resultado
esperado ya que se concentrarían más en la apertura electoral y escaños en el
gobierno y dejarían a un lado lo más importante, pasar de empuñar un arma para
tomar los libros, ser profesionales, albañiles, carpinteros, panaderos, etc. – Pero esto
solo sucederá con el acompañamiento nuestro, de una sociedad que quiere pasar
la página y darse la oportunidad de perdonar y aceptar a quienes en el pasado
nos hicieron tanto daño.
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