A través del
tiempo ha habido polémica en torno a la incursión de los cristianos en la
política.
No siendo
este un tema fácil de abordar, decidí abordarlo ya que mis dos máximas pasiones
son precisamente la religión y la política.
Foto: zofinmaptz.com |
Sin embargo,
tendremos que hacer varias reflexiones en medio de una sociedad con un amplio desconocimiento
en cuanto a las diferentes religiones y el derecho que tiene cada una de ellas
de expresar sus pensamientos sin temor a ser censurados.
Lo primero
sería entender que las creencias religiosas no son impedimentos para
incursionar en la política. Y lo digo porque dada la falta de conocimiento
antes mencionada, muchos se imaginan a un cristiano-No católico, como una
persona que sólo puede hablar de la Biblia, alguien diferente a los demás, que
no entiende de las problemáticas del país, alguien que no puede ni opinar de un
partido de fútbol porque sólo está para asistir a su congregación los domingos
y los queremos mejor ver allá y que nos dejen a los "normales" tratar
los temas de la sociedad.
Pues se
equivocan quienes tales pensamientos evocan. También tenemos mucho que
aportarle a la sociedad. Y sí, también vibramos con un partido de la selección
de fútbol, cuando Nairo supera rivales europeos y se encumbra en agrestes
parajes para darnos una alegría más a un pueblo que aprovecha tan emocionantes
logros para sentirse feliz. También lloramos de felicidad cuando un acordeón se
toma los premios billboard o cuando Carlos Vives levantó un grammy gritando
"Viva Colombia". Es más, también nos alegramos cuando la belleza de
la mujer colombiana es exaltada en un certamen de belleza a nivel internacional
y reímos con los memes que salieron producto del error de Steve Harvey.
"Todo esto lo digo ya que, desde los inicios de un movimiento político cristiano en Colombia, lo he apoyado, por lo que ya les dije, soy politólogo y cristiano – Y me siento muy orgulloso de serlo y de poder hacer una defensa de mis convicciones religiosas y políticas en todas las esferas de la sociedad.
Eso me ha
llevado a reflexionar en que todos cabemos, entre todos podemos sacar adelante
este país. Sobre todo, en momentos en los que el país habla de reconciliación,
perdón y mirar hacia el futuro.
Tenemos sueños
como todos, el hecho de leer la Biblia no nos aparta de también leer la constitución
de nuestro país, nuestra historia y de querer incidir en la toma de decisiones
en nuestra patria.
Entonces,
para quienes critican a personas como yo, les respondo que precisamente ese
asedio hace que sintamos más fuerzas y querer plasmar nuestros valores en la política,
aunque muchos nos quieran calificar por nuestras diferencias religiosas y no
por el desempeño en la actividad legislativa y los beneficios generados a toda
la población, como nos lo enseña el Señor Jesús, no haciendo acepción de
personas y propendiendo por el bienestar común respetando las diferencias de
los demás.
Recuerden,
esto no es un sermón, es la expresión insoluble y profunda de alguien que quiere
decir lo que muchos quisieran decir pero que se pueden identificar con estas
letras.
Tuve la
oportunidad de hacer amigos en la universidad que profesan las religiones
musulmana y judía, jóvenes brillantes que compartían la facultad de ciencias políticas
conmigo y que también compartían mis deseos de ver una sociedad más incluyente,
que escuche a todos los grupos poblacionales, que respete la libertad religiosa
y que proteja nuestras aspiraciones de incursionar en un ámbito tan complejo
como lo es la política.
Aquí en
Estados Unidos esas luchas se dieron hace décadas, esas mismas luchas apenas
comienzan a librarse en países como Colombia, que, aunque han tardado, llegan
noticias de esperanza ya que la libertad religiosa ha sido tomada en cuenta en planes
de desarrollo de diferentes regiones y hay un compromiso del gobierno nacional
por su implementación.
Los países que
han luchado por las diferentes libertades y derechos humanos son los países que
han alcanzado un mayor desarrollo en comparación con aquellos que discriminan a
los demás por ser religiosos, homosexuales o de diferentes razas.
Tenemos la
oportunidad de avanzar hacia un país en el que exista un verdadero respeto por
los demás sin importar sus inclinaciones sexuales, ideológicas o religiosas,
reitero que todos cabemos, podemos convivir, coexistir – Pero esto se dará en
un marco de respeto, tolerancia y madurez social.
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