Según los últimos
estudios de la Oficina del censo de los Estados Unidos, hay más de 57 millones de
hispanos en el país norteamericano.
Muchos llegaron buscando el bienestar que no encontraron en sus países y
poco a poco se insertaron en la sociedad. La política de Estados Unidos ha tenido que incorporar los
temas de inmigración en su agenda legislativa.
Sin embargo, esto ha sido aprovechado, tanto por los demócratas como por
los republicanos para esparcir un populismo que han impulsado sus campañas
camino al poder.
Cada año, alrededor de 800.000 personas nacidas en Estados Unidos de
padres hispanos alcanzan 18 años de edad, siendo elegibles para votar – 39.8 millones
de hispanos serán mayores de 18 años y 28 millones serán elegibles para votar en 2016. En 2014, más de 11 millones de
hispanos votaron en las elecciones presidenciales, siendo determinantes en la elección
a un segundo mandato de Barack Obama.
La politiquería también está presente en este país y los
hispanos han sido usados por décadas – Desde prometerles en campaña resolver el
estatus migratorio hasta mejorar la educación en los barrios vulnerables de las
grandes ciudades.
Muy a pesar de que dichas promesas se encuentran con obstáculos en donde
realmente se toman las decisiones en Estados Unidos, el Congreso. Tanto los demócratas
como los republicanos se aprovechan de los diferentes sentimientos que se
generan en torno a la población hispana.
Por un lado,
el partido republicano invita a los americanos a votar por ellos y de esa forma
expulsar a los inmigrantes indocumentados aduciendo que les están quitando los
empleos, que vienen a cometer delitos y demás expresiones que hemos escuchado
en las campañas republicanas. Ese discurso les genera muchos votos provenientes
en su mayoría de personas de la raza blanca.
Por otro
lado, el partido demócrata invita a sus votantes a apoyar una reforma
inmigratoria integral y hace promesas de mejores condiciones para los hispanos.
Sin embargo, si bien el presidente Obama prometió que en su mandato se firmaría
la tan sonada reforma, la misma no tuvo eco en el Congreso, lo cual nos
demuestra que una cosa es lo que un político promete en campaña y otra lo que
realmente puede lograr una vez sea elegido para el cargo. Hay que reconocer que
Obama sacó adelante el Dream Act que
benefició a alrededor de 2 millones de jóvenes. Dicha ley se hace
insuficiente teniendo en cuenta que lo que prometió en campaña fue mucho más
que eso y los hispanos que votaron por él, lo hicieron confiando en el programa
de gobierno propuesto. Recordemos también que la administración Obama ha sido
la que más deportaciones ha ejecutado en la historia de los Estados Unidos.
Precisamente
la cantidad de votantes hispanos en los Estados Unidos es un fortín electoral
que no se puede despreciar ya que esos millones de votos pueden ser decisivos
en la carrera hacia la Casa Blanca. Y ahí están los hispanos, en la mitad de
dos maquinarias políticas que inflan sus números de votos a costa de hablar mal
de ellos y de prometerles lo que no pueden cumplir.
Los equipos
de campaña dibujan la forma para ganar el voto latino, así como el voto
afroamericano y el de la mujer.
Por ejemplo,
el equipo de Donald Trump ya sabe que tienen en sus manos la nominación republicana
y por eso tratan de bajar el tono ya que entienden que sin el voto latino es difícil
llegar a ganar la presidencia, tanto, que hace poco escribió en Twitter que
amaba a los hispanos, lo cual fue objeto de repudio por parte de los hispanos
en la red social.
Por su
parte, el equipo de Hillary Clinton trina en español, hace unos meses escribieron
un artículo en su página oficial, el nombre del artículo: 7 things Hillary Clinton has in common with your abuela (https://goo.gl/kERTn5). Dicho artículo, 7 cosas que Hillary
Clinton tiene en común con tu abuela, claramente está diseñado para captar la atención
de los hispanos. Sin embargo, la respuesta de los hispanos en redes sociales no
se hizo esperar, miles de trinos con el numeral #NotMyAbuela acompañados de fotos con abuelas inundaron Twitter.
Y es que después
de tanta politiquería con el tema, hay muchos que ya no tragan entero y están exhaustos
de los atropellos de Trump y las promesas incumplidas de los demócratas.
En noviembre se elegirá al presidente número 45 de los Estados Unidos de América. Los hispanos serán determinantes en la elección del nuevo mandatario y cada vez lo serán más ya que el crecimiento de los latinos en este país es imparable.
Sin embargo,
los dejo con la siguiente reflexión, no hay comunidad más dividida que la
nuestra, prueba de ello es la poca participación de los hispanos en escenarios
de toma de decisión. Si nos alejáramos de los regionalismos y nos uniéramos en
pos de nuestros intereses compartidos, nuestra voz retumbaría en el Congreso de
los Estados Unidos y no tendríamos que actuar como marionetas en época de
elecciones.
Por lo pronto, el panorama no es muy alentador, por un lado tenemos a un candidato que desde que comenzó su candidatura ha ofendido a la comunidad hispana y por el otro a una candidata que sacará el mayor provecho de los comentarios Xenófobos de Trump, lo que resultará en que muchos hispanos votarán por Clinton para evitar que Trump llegue al poder.
Esperemos que si Hillary Clinton llega al poder, recuerde los millones de votos latinos y logre integrar al Congreso en beneficio real de los hispanos en los Estados Unidos.
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