Las marchas se
respetan. Ese debe ser un mensaje claro en nuestras vidas como conciudadanos. La
libre expresión de las personas ante lo que les incomoda o les indigna.
Dentro de poco se
realizará una marcha, una de muchas en un país de marcadas diferencias, de
rivalidades, de malos gobiernos, de culpas, de acusaciones, en fin, en un país como
el nuestro.
En el mundo de
las redes sociales, de los corrillos, de las conversaciones en el comedor, hay
diferentes opiniones acerca de la marcha del 2 de abril.
Quienes motivan a
marchar tienen varias versiones – Unos dicen que es por los niños muertos en La
Guajira (aunque se han muerto también en otros gobiernos), otros que es por la
venta de Isagen, por la crisis energética que aun, nos llevó a comprarle energía
a Ecuador, otros porque el país está siendo entregado a la guerrilla de las
Farc. Desde sus cuentas en Twitter, representantes del Centro Democrático han
expresado su apoyo a la marcha (aunque muchos piensan que son ellos quienes están
detrás de la marcha).
Esto es lo que
hay, unos apoyan la marcha, otros la atacan. Unos dicen que Uribe es un
exacerbador de masas en contra de la paz, otros piensan que hay que apoyarlo ya
que estamos en lo que ellos denominan el “Desgobierno”.
Entre encuestas
en Twitter y lo que opinan los miles de “opinadores influyentes“ que tenemos en
Colombia, los ciudadanos se encuentran inmersos en otra marcha, unos a favor y
otros en contra.
Este es nuestro país,
en el que, si preguntas quien está asesinando sindicalistas, líderes sociales y
reclamantes de tierras, eres un “asqueroso comunista”.
Pero bueno, el
punto es que así esta marcha esté politizada, no les guste a muchos, lo hagan
por una cosa o por la otra, no podemos caer en el error de obstaculizarla. Al
contrario, que marchen, al fin y al cabo, de eso se trata la democracia, de
expresarse, de mostrar su inconformidad en las calles, de integrarse en pos de
lo que crean representa sus causas o ideales o inclinaciones políticas.
"Precisamente eso es lo que hay que demostrarle a quienes dicen que estamos camino al Castrochavismo (evocando el video producido por el exministro Londoño y que a muchos les encanta compartir por WhatsApp), Eso es lo que debemos garantizar en Colombia, que quienes piensan diferente tienen las garantías de pensar diferente y no serán perseguidos por hacerlo ya que resulta paradójico que muchos que asistirán a la marcha critican al gobierno por querer entregarle el país al comunismo, sin embargo, podrán salir a las calles sin ninguna opresión y eso es muy bueno.
En vez de ver la
marcha como algo negativo, debemos verla como una expresión más de la
democracia – No importa si la oposición lidera la manifestación o no, si la
abuelita piensa que saldrá a marchar por mejores políticas hacia la tercera
edad, desconociendo la esencia de la marcha, no importa, lo importante es que,
si quieren salir a marchar, que salgan.
La violencia se
ha reducido, eso es algo que no se puede ocultar, las cifras son claras. Los
hospitales tratan a menos soldados heridos que antes, las madres lloran menos a
sus hijos asesinados por el fuego infame de la guerra, los secuestros, los
retenes, en fin, ha habido una clara reducción de la cultura de la guerra en
muchas regiones del país.
Sin embargo, el
ambiente es “perfecto” para una marcha, la popularidad del presidente está por
el piso, no se firmó la paz el 23 de marzo, el gobierno explica que las Farc no
definieron fecha para entrega de las armas – Pero si se hubiera firmado estarían
marchando porque se firmó un mal acuerdo, mejor dicho: se marcha porque si o
porque no. Entonces bienvenida la marcha, ahí tienen un amplio paquete de
inconformidades, así sea aprovechada por los políticos que la apoyan, eso es
democracia, usted está en su derecho de apoyar a quien quiera, de preferir que
a la guerrilla se le enfrente militarmente, así eso signifique más muerte, un
dolor que cada día se alimenta más y más, un sentimiento de venganza que toma
vuelo y no se puede detener, dilatando la posibilidad de un país en paz.
Vaya, marche, si
usted cree que con eso le aporta al país, ese es su concepto, y en este país de
matices verduleros, lo mejor es respetarle su punto de vista, después de todo
al ciudadano hay que respetarle sus ideas (o las que cree tener). Eso sí, no se
vaya a quejar si empiezan a gritar cosas por las cuales usted no quería marchar
(¡Quien lo manda a no leer la letra chiquita!).
Mientras tanto en
redes sociales continuaremos viendo el apoyo y la crítica hacia la marcha y eso
también es democrático, poder decir que no estoy de acuerdo, pero por lo menos
debatimos y no nos matamos en el monte, en el barrio o en la ciudad. Allá usted
si me critica por lo que escribo, después de todo estamos en el país en el que
a uno lo tildan de Uribestia o de Mamerto y eso a la final también termina
siendo democrático, así somos, nos guste o no, así somos – Así hemos sido desde
el Florero de Llorente, la Patria Boba, el Frente Nacional, etcétera….etcétera…..etcétera….
Bienvenidas
nuestras diferencias, el tiempo nos enseñará si hemos tomado el rumbo correcto
o no – ¡Que venga, no ésta, sino las marchas que sean!
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