La candidatura por la
presidencia de los Estados Unidos ha producido un sinnúmero de reacciones. Sin
embargo, los comentarios de Donald Trump se han robado la atención de los
ciudadanos con repercusiones tanto en el país norteamericano como en el resto
del mundo.
Cualquiera creería que comentarios
como construir una pared en la frontera con México y que dicha pared sea
financiada por el país fronterizo es una idea absurda que no se puede llevar a
cabo. De igual manera sus comentarios acerca del tratamiento que le daría a las
tensiones del Medio Oriente o impedir a los musulmanes ingresar a los Estados
Unidos y monitorear sus mezquitas, no son fáciles de aceptar para muchos,
quienes lo comparan a personajes siniestros tales como Hitler.
Los comentarios de repudio en contra
de sus declaraciones se cuentan por miles en las redes sociales y aún
personalidades han subido la voz en nota de protesta por sus arrebatados
discursos.
Lo preocupante no es lo que el
candidato Trump esgrime cada vez que toma un micrófono, lo realmente
preocupante es que el magnate neoyorquino puntea en las encuestas del partido
republicano – Muy a pesar de ser recipiente del desprecio político aún de sus
propios copartidarios republicanos.
Lo anterior nos lleva a la pregunta:
¿Por qué y a pesar de la naturaleza de su campaña, Trump cada día sube más en
las encuestas?
La respuesta es muy sencilla: Por el miedo.
Efectivamente, la campaña del señor
Donald Trump se ha dedicado a jugar con el miedo de los americanos. ¿De qué
manera?
Cuando inició su campaña emprendió una
persecución hacia los inmigrantes diciendo “los mexicanos cruzan la frontera
para cometer crímenes, son sanguinarios, no le aportan nada a nuestro país”. El
paso siguiente fue hacer eco a crímenes cometidos por hispanos y así despertar
ese sentimiento gringo-patriótico. Lo que comenzó como una “metida de pata” fue
ganando adeptos que sienten temor a que su país se llene de criminales y
apoyaron sus discursos (la legalización de inmigrantes ha traído prosperidad a
Estados Unidos por cuenta del pago de impuestos y de ocupar trabajos severos en
los sectores agrícola y de la construcción, pero eso es tema de otro debate).
Después del 11 de septiembre de 2001,
cuando el terrorismo golpeó el corazón financiero del mundo en el que murieron
más de 3.000 personas, los americanos quedaron heridos, con justa razón, por
tan atroces atentados por parte del terrorismo. La siguiente demostración de su
deseo de hacer justicia fue un apoyo masivo al presidente Bush cuando anunció
que invadiría Iraq con la excusa de que los iraquíes eran poseedores de armas
nucleares, sin un estudio previo – Estados Unidos invadió Iraq, no se pudo
comprobar lo de las armas de destrucción masiva, pero eso no incomodó a los
americanos ya que de alguna manera eso mitigaba sus miedos, como quien dice
“Saddam Hussein es mejor muerto que vivo”.
En ese sentido, cada vez que Donald
Trump levanta sus cejas y habla con acento neoyorquino golpeado, recibe
aplausos y gritos eufóricos de parte de sus seguidores.
"El miedo a que lo sucedido en París y recientemente en San Bernandino, California, se repita sin tener a un líder que le ponga un freno es lo que tiene a Trump en la cima de las encuestas de la intención de voto republicano. El miedo se alimenta con lo inesperado, con lo que está por venir, pero desconocemos.
El miedo lleva a que en septiembre del
año pasado sólo el 4 por ciento de los americanos pensaban que el terrorismo
era el problema más importante, en octubre era el 19 por ciento y a medida que
pasa el tiempo dicho porcentaje crece. 7 de cada 10 personas que votarán por un
candidato republicano piensan que Trump está capacitado para responder a una
amenaza y 4 de cada 10 está convencido que sabrá contener el terrorismo. 44 por
ciento de los ciudadanos piensan que es muy posible que se perpetre un ataque
terrorista en los próximos meses. 7 de cada 10 americanos piensan que ISIS es
un peligro inminente para el territorio americano. Al igual que 7 de cada 10
piensan que el presidente demócrata, Barack Obama no ha sabido manejar el tema
de ISIS, a pesar que fue el republicano George W. Bush quien invadió Iraq,
dejando a 30.000 militares del ejército iraquí sin trabajo, resentidos y con
acceso directo a las armas, muchos de ellos le dieron nacimiento al Estado
Islámico que tanto daño le hace al mundo.
Por eso es realmente sencillo para
Trump y su equipo sacar adelante una campaña diciéndole a la gente que él es la
solución a sus miedos, que construirá una pared y no la pagará Estados Unidos
sino México (difícil que otro país invierta millones de dólares en un muro de
esas proporciones), prohibirá la entrada de musulmanes “porque son terroristas
o jihadistas” – Es como cuando eres dueño de una empresa de vigilancia y llegas
a un barrio a decirle a los habitantes que están bajo amenazas y la única forma
de estar seguros es que ellos te compren tus productos, ponerle rejas a las
casas, militarizar el barrio, impedir entrada a personas de cierta religión o
aspecto y así mitigar sus miedos. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que
dichas medidas han generado mayores tensiones y odio entre los diferentes
grupos poblacionales.
En términos globales, un 64 por ciento
de la población estadounidense se muestran preocupados si Donald Trump llegara
a ganar la presidencia de los Estados Unidos – Aunque en este momento Trump
gana la mayoría del voto republicano, en todo caso es minoría en la totalidad
de votantes.
Esta clase de comentarios incendiarios
no son nuevos en la política – Por el contrario, muchos líderes políticos en
diferentes países los toman como bandera de campaña, apostándole a despertar un
patriotismo agresivo y excluyente, el mismo patriotismo que lleva a la gente a
perder la tolerancia hacia los demás y a ver en un caudillo la salida a sus temores.
Por ahora Donald Trump le ha inyectado
a su campaña su astucia de negociante, les vende a sus clientes lo que ellos
necesitan, muchos que temen que el terror vuelva a atormentar a los Estados
Unidos le están comprando el discurso de supremacía gringa atacando a quienes
son inmigrantes o musulmanes, muchos como yo esperamos que este nuevo
“edificio” construido sobre las bases del odio colapse por el bien de América y
el mundo.
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