Ser cristiano se
ha vuelto cada día más peligroso en el mundo. A diario escuchamos en las
noticias acerca de persecuciones a las que son sometidos quienes profesan la religión
cristiana en países del Medio Oriente y África gracias a un extremismo
religioso de parte de grupos al margen de la ley.
Uno creería que
dichas regiones en el mundo son las únicas en las que los cristianos son
perseguidos y muchos piensan que la persecución se limita a las agresiones físicas
y a campañas de exterminio o expulsiones territoriales.
Sin embargo, hay países
en los que la persecución y el odio religioso están presentes en la sociedad
sin que se levante la voz al respecto.
Quienes sufren
las consecuencias de la incitación al odio generalmente hacen parte de minorías
religiosas que se tienen que enfrentar a una cultura permisiva y en la que se
combina un desconocimiento amplio de la religión con políticas lánguidas que no
protegen las diferencias religiosas de sus ciudadanos.
En otras palabras,
cuando uno no hace parte de la religión predominante del país está expuesto a
maltratos, burlas y todo tipo de improperios – Es allí donde se necesita que el
estado actúe como árbitro neutral y proteja tanto los derechos de unos como de los otros.
Con el fin de
llegar a un modelo a seguir podemos mirar a Estados Unidos y sus leyes que
protegen la libertad religiosa y las diferentes creencias – No solo ello, sino también
un sistema de valores aprendidos a través de la historia, una historia
impregnada de marchas por la libertad, agrupaciones con fines sociales,
sindicatos y demás asociaciones que ven en la constitución una carta fuerte e
imponente que sirve de trampolín hacia la consecución de sus fines y en este
caso, religiosos. En el país norteamericano han podido convivir la libertad
religiosa y la libertad de expresión – Esto significa que los medios de comunicación
no usan como excusa la libertad de expresión para atacar la vida religiosa de
las personas.
De esa manera han sido exitosos en hacer respetar las diferencias
entre sus habitantes, por eso es normal ver a un senador declarando
abiertamente su inclinación religiosa y aún apoyando su congregación e interviniendo
en leyes que protejan la religión. Es también normal ver candidatos dirigiéndose
a miembros de congregaciones religiosas en busca de apoyo para sus
candidaturas, no hay escándalo porque eso suceda puesto que temas como el
aborto, el matrimonio entre homosexuales, la legalización de la droga, entre
otros, son temas que también le interesan a todos los miembros de la sociedad y
entre estos grupos están las congregaciones religiosas; después de todo, la
democracia debe ser inclusiva y dar participación a todos los sectores de la
sociedad.
La separación
entre religión y política es un aspecto en el que abunda un desconocimiento muy
amplio en países como el nuestro, Colombia. La idea de un gobierno laico no se
cumple cuando no se hacen respetar las ideas, el credo o la inclinación religiosa
de todos los grupos religiosos, incluyendo las minorías.
Lo anterior nos
indica que se hace necesario lo siguiente:
- El gobierno debe aceptar falencias en el campo religioso. No podemos comenzar un proceso si no se acepta que existe un problema.
- Una vez identificado el vacío jurídico y legal, las ramas ejecutiva y legislativa deben trabajar de la mano en pos de implementar medidas que llenen dicho vacío y garanticen los derechos de todos los grupos religiosos involucrados en el país.
- Implementar campañas pedagógicas que instruyan a los ciudadanos desde temprana edad y así inculcar los valores necesarios para alcanzar una convivencia con respeto.
- El gobierno debe intervenir prontamente cuando se identifique un ataque hacia la libertad religiosa y así evitar el daño que dichos ataques causen a los ciudadanos tales como: matoneo a los niños en las escuelas, despidos laborales, ataques contra las viviendas, daños en las instalaciones o sedes religiosas, etc. Esta intervención se debe hacer por parte del ministerio encargado o por una comisión creada para esos fines religiosos y debe ser respaldada por el presidente del país.
Solo si
introducimos esta clase de medidas podremos avanzar como sociedad y brindarles
a los ciudadanos herramientas para hacer valer sus derechos. En un país tan
golpeado por la violencia como lo es Colombia, es necesario entender que la paz
no es solo acabar la guerra bélica o los grupos al margen de la ley, también hay
otra clase de guerra, una guerra que se libra en silencio para muchos pero que daña
preocupantemente a otros, esa guerra la debemos combatir entre todos pero
necesitamos el apoyo del gobierno para poderla ganar.
A veces
criticamos mucho a los demás países y no nos miramos a nosotros mismos, a veces
no nos ponemos en la posición de aquel que piensa diferente y está siendo
atacado por ello. Ser cristiano en Colombia y no pertenecer a la religión tradicional
también es peligroso.
Comentarios
Publicar un comentario