El pasado 26 de
Junio el mundo entero recibió la noticia de que la corte suprema de justicia de
los Estados Unidos legalizaba el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Hecho
que fue motivo de celebración para la comunidad LGTBI en el país norteamericano
y en diferentes partes del mundo en los que dicha comunidad lucha por ser
reconocida y respetada en la sociedad.
El mundo cada día
es más diverso y las personas deciden vivir como ellas quieren y con dichos
cambios vienen nuevas leyes, después de todo, quienes les damos cuerpo a las
legislaturas somos nosotros los seres humanos.
Sin embargo, también
existe algo que se llama religión, el concepto de la existencia de un Dios
supremo que enseña un conjunto de valores para ser puesto en práctica en la
sociedad. La mayoría de habitantes del planeta están afiliados a alguna
religión o creencia.
Cuando los
caminos se cruzan e interfieren entre quienes defienden sus posturas alejadas
del aspecto religioso con aquellos que deciden defender sus creencias o
devociones, lo que viene a continuación es un conflicto de intereses de parte
de dichos actores.
Pero ¿Por qué
querer que mis ideas sean las que prevalezcan, así eso signifique atropellar a
los demás integrantes de la sociedad?
De pronto mi
pregunta no logre dar claridad al tema, entonces trataré de explicarlo de la
siguiente manera:
Las personas que
tienen inclinación al mismo sexo hacen parte de la sociedad, están en nuestros
empleos, en los planteles educativos, en los parques, en las calles, en la
política, en nuestra familia y en todas las esferas de la sociedad – No son
invisibles y también tienen mucho que aportar a la sociedad, son seres humanos.
También hay un
discurso religioso aceptado por millones de personas que no quieren que el
gobierno intervenga en el libre ejercicio de sus creencias y que ven como
también sus derechos son vulnerados.
Un ejemplo de
ello es lo sucedido con la alcaldesa de Houston, Texas, Annise Parker, quien
impulsó una ley para exigirles a los pastores mostrar sus discursos religiosos
para que sus abogados analicen si en ellos dice algo que tenga que ver con la
comunidad homosexual.
Esto es un claro
atropello a la libertad religiosa consagrada en la primera enmienda de la
constitución de los Estados Unidos. La Biblia es el texto de donde emanan los
discursos Cristianos y sus preceptos son enseñados en miles de congregaciones,
los mismos que pueden ser adoptados o rechazados por sus oyentes.
De igual manera
sucede con la aprobación del matrimonio entre parejas del mismo sexo, para
quienes seguimos las enseñanzas provenientes de la Biblia, compartimos la idea
de que la palabra matrimonio proviene de Dios y Dios lo define como la unión entre
un hombre y una mujer. No obstante, lo anterior no quiere decir estar en contra
de que se les otorgue un estatus legal y un reconocimiento como parejas en la
sociedad que están unidas legalmente.
Algunos pensarán
que eso es ser extremista, fanático o exagerado por defender la esencia innata
de la palabra matrimonio y están en su derecho de hacer su juicio de valor como
cada uno lo considere. Sin embargo, creo que cinco jueces de la corte suprema
no tienen la jurisdicción de cambiar el significado de una institución tan sagrada
como lo es el matrimonio. Lo mismo sucedió con la aprobación del aborto, se
decidió la muerte de un ser humano en el vientre de una mujer entre nueve
personas (integrantes de la corte suprema), eso no significa que quienes
aceptamos la enseñanza proveniente de la Biblia tengamos que estar de acuerdo
con dicha sentencia de la ley y estamos en nuestro derecho de seguir luchando
hasta alcanzar su abolición y así defender nuestra cada vez más golpeada
libertad religiosa.
Aún muchos
integrantes de la comunidad LGTBI consideran que lo que quieren es la
aprobación en términos legales y no tanto en términos religiosos.
Nuestra sociedad
no se puede volver la competencia de quienes tienen la razón y quienes están
equivocados, lo que debemos garantizar es la libre práctica de nuestras
creencias o inclinaciones sin que ello represente vulnerar los derechos de los
demás, bienvenida la unión civil entre parejas del mismo sexo y ojalá se
continúe avanzando en el reconocimiento de esta comunidad pero muchos como yo
continuaremos llamando matrimonio a lo que es un matrimonio.
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