En este país sin
memoria pasa de todo con la venia de unos ciudadanos que consumen los medios de
comunicación que todos saben tienen directa injerencia en intereses políticos.
Las maquinarias políticas han sido exitosas en tomar control de lo que se
publica en los medios, aquellos medios que exigen libertad de prensa pero la
atropellan cuando sirven como armas para acabar con quienes no son mayoría.
Gústele o no a
algunos sectores de la sociedad que hubiese existido un partido político
llamado Unión Patriótica, ellos tenían todo el derecho de ser respetados y de
tener la oportunidad de llegar hasta donde los ciudadanos votantes les permitieran
llegar. Sin embargo y después de las elecciones del 25 de mayo de 1986 en las que la UP obtuvo 5 senadores, 9 representantes, 14 diputados, 351 concejales y 23 alcaldes,
fueron asesinados muchos de ellos al igual que más de cinco mil (5.000)
militantes de dicho partido a manos de las fuerzas de seguridad del estado y
grupos paramilitares. Que la UP tuviera nexos guerrilleros debió ser un asunto
que se llevara a la justicia como
sucedió con la parapolítica pero no por medio de las armas.
Lo mismo ha
sucedido en otros escenarios de envergadura legislativa, en los que por medio
de la aprobación de aquellos que son mayoría, hemos visto como la constitución
colombiana ha sido modificada para poder sacar legalmente del camino a aquellas
fuerzas políticas que emergen pero que se enfrentan al asedio de aquellos que
por siglos saben cómo mantenerse en el poder a costa de cualquier cosa.
Una de aquellas
medidas es el umbral electoral, lo cual es el mínimo de votos que un partido
debe alcanzar para mantenerse en el escenario político ─ En Colombia pasó hace
poco del 2% al 3% y que quienes están encumbrados en el poder quieren volver a
subir con el argumento de “fortalecer los partidos”.
La realidad es
otra, en Colombia se redujo el número de partidos pero con ello no se solucionó
nada porque quedan los mismos de siempre con los mismos escándalos de
corrupción, parapolítica, farcpolítica, narcotráfico, carteles de contratación
y hasta aquellos que gobiernan en cuerpo ajeno desde las cárceles.
Otro caso fue el
del Movimiento Político MIRA ─ En un país predominantemente inclinado a una
religión en particular y con las armas más bajas de difamación e irrespeto por
las creencias de los ciudadanos votantes de dicho movimiento, quienes en su
mayoría son Cristianos miembros de una Iglesia en particular, fueron objeto de
una persecución política y religiosa.
No era para menos
la preocupación de aquellos que luchaban por escaños en la política ya que los
analistas políticos del país pronosticaban siete curules en el Senado y muchas
más en la Cámara baja para MIRA ─ Todo gracias a diversos triunfos legislativos
en el momento tales como la ley antidiscriminación y la ley contra conductores
ebrios que redujo visiblemente la mortalidad en Colombia.
Lo siguiente fue
atacar en época electoral por medio de escándalos, impulsados por una prensa
que hacía eco a acusaciones tales como “El partido MIRA y su Iglesia tienen
nexos con el narcotráfico y las bacrim” y de una fiscalía cercana al partido de
gobierno que incluso de una manera inmediata allanó las instalaciones del
Movimiento MIRA (Ninguna de las acusaciones fueron sustentadas con pruebas y la justicia falló a favor de MIRA y en otros casos obligó a medios de comunicación a retractarse de las calumnias antes mencionadas).
Todo aquello caló
fácilmente en una ciudadanía que olvidó los logros de MIRA y que dio crédito a
lo que provenía de los más importantes medios de comunicación del país sin
desconfiar ni un momento que todo estaba orquestado para quedarse con las
curules de MIRA y sacarlos del espacio político.
Lo cierto es que
MIRA no logró los siete escaños en el Senado ni pudo mantener los tres que
tenía pero sí pudo mantener su personería jurídica por cuenta de la alta
votación en la Cámara, lo cual les fue merecedor de tres curules en dicha
institución.
Para mayor
indignación de sus integrantes, de los más de 410.000 votos obtenidos en la
Cámara, no aparecieron sino 320.000 para Senado existiendo más de un 10% de
diferencia, lo cual es motivo de desconfianza para con este sistema electoral.
Pero eso a nadie le importó porque como dicen por ahí “tragaron entero”.
Ahora resulta la
unidad nacional pidiendo un fortalecimiento de los partidos políticos como si a
punta de cupos indicativos (mermelada) no le hubieran comprado la consciencia a
cuanto político con hambre y deseos de seguir en el poder encontraron.
¿Quieren más
poder? Comiencen por legislar a favor del pueblo, como me enseñó un gran hombre
honesto que dijo “La política es para servir y no para servirse de ella”.
¿Quieren más
poder? Comiencen por respetar a los demás y especialmente al pluralismo
consagrado en la constitución política de Colombia.
¿Quieren más
poder? ¿Para qué? ¿Para entregarle curules a las Farc sin tener que hacer
esfuerzo y que los partidos que han estado en la legalidad salgan por la puerta de atrás?
Si quieren que
las Farc lleguen a la política lo más justo es que pasen por el mismo proceso
electoral por el que pasan todos los partidos políticos, de lo contrario
estaríamos premiando cincuenta años de dolor con curules regaladas y castigando
a aquellos a quienes les ha tocado
batallar contra un sistema corrupto y amañado.
Abrirle espacio a las Farc con la consigna de afectar a los partidos minoritarios por cuenta de subir el umbral y con la excusa de fortalecer a los partidos grandes es una canallada propia de quienes quieren establecer regímenes autoritarios que abusan de su posición privilegiada en las altas esferas de la política colombiana.
Quienes votan por partidos minoritarios ya están acostumbrados a preguntarse cómo será el próximo ataque, la próxima difamación, el próximo golpe, la próxima calumnia, mientras tanto quienes se pavonean en el congreso por décadas enteras continúan buscando la forma de mantenerse en la cima del poder, así sea cambiando nuestra frágil y vulnerable constitución.
El umbral definitivamente es persecución y fortalecimiento de las maquinarias politiqueras, quienes como lo expresa muy acertadamente Mauricio Duarte en este artículo, emplean todas las artimañas posibles para sacar del camino a aquellos contendores que ni se compran ni se venden, siendo la más poderosa y al mismo tiempo la más peligrosa, la falta de ética de los medios de comunicación, puesto que afecta a millones de personas que no ven más allá de lo que los medios de comunicación los induce a creer o pensar anteponiendo siempre sus intereses particulares, los cuales generalmente se oponen al bien general de la sociedad. Debemos ser partícipes de esa masa crítica que no tiene mala memoria, que conoce y sabe y pone en práctica el principio de que "La política es para servir y no para servirse de ella”.
ResponderEliminarEs muy importante el análisis que hace el Dr. Duarte sobre lo olvidadizos que somos los colombianos, refiriéndose a todas las calamidades generadas al país por la oligarquía de algunas familias políticas que se aferran al poder, cueste lo que cueste, y en época electoral se “perdonan”, se reeligen y se autorizan para someter al pueblo nuevamente a su yugo.
ResponderEliminarCabe anotar que los avances tecnológicos en los medios de información como Twitter entre otros, podrían ayudar a eliminar esta ceguera histórica que mantiene al país inmerso en una substancia viscosa, negra y pegajosa llamada corrupción, puesto que las personas pueden opinar abiertamente y mostrar la cara de la moneda que no se muestra a través de los medios convencionales.
De repente me viene la pregunta, podría repetirse la historia con el proceso de "paz" que se le está ofreciendo a las FARC? Creo que no, ya que las FARC tienen mucho dinero para “compartir con sus iguales (Politiqueros)” y además la UP luchaba por defender unos ideales (buenos o malos no sé), las FARC matan y llevan niños a la batalla para defender sus riquezas.