El temor de muchos de apoyar o no el proceso de paz en Colombia es latente. Quienes apoyan a un partido político y lo defienden ‘a muerte’ difícilmente cambian sus posturas, muy parecido a la época de cuando ‘se daban machete’ en defensa del honor de ser liberal o conservador. Los años pasan y pareciera que los colombianos estamos condenados a repetir la misma tragedia de antaño – Con el agravante que hoy las redes sociales nos permiten ofendernos más rápido que antes. Llevamos 50 años en los que no solo hemos tenido que soportar el flagelo de la guerrilla de las FARC, sino también el flagelo del narcotráfico, malos gobernantes, delincuencia, políticos impregnados de dineros mal habidos, regiones olvidadas e inmersas en la corrupción y el abandono – A este listado usted le puede sumar las cosas que se me escapan en este momento. Entonces, ¿En dónde estamos fallando? Tal vez sea en nuestra propia cultura de no avanzar, de quedarnos en la retórica de los que más algarabía ha...